DESPUÉS DE LOS MIEDOS
Hoy en día vivimos en una guerra constante contra nosotros mismos, porque somos nosotros mismos los que nos construimos barreras a las cuales les damos el nombre por excelencia en el vocabulario social como "miedos", existen varias clases de miedos, miedos emocionales, irracionales, superficiales, sociales, etc.
Esos miedos son los que no nos dejan crecer,
avanzar, crear, vivir, ser felices, ese miedo nos hace querer ser aceptados en
vez de aceptarnos nosotros mismos, no te tiene que gustar el fútbol por el
hecho de estar entre atletas, siempre encontrarás amigos con tus mismos gustos,
con iguales pensamientos, con tu mismo desorden mental, superarás esa barrera
de angustia después que te enfrentes a ellos, les contaré una breve historia:
Esta era una familia el cual tenían un hijo menor, era el único pequeño de la
casa, su edad no superaba los siete años, su pasatiempo favorito era ir a
visitar a sus abuelos todos los domingos, adoraba tanto pasar el tiempo con
ellos que deseaba que el próximo fin que le tocaba ir a visitarlos, ir desde el
sábado para que, de esta manera, al salir el sol pasara más tiempo con ellos.
Sus padres le dijeron que no había problema, solo
que había una condición, al ser viernes le darían una oportunidad para que esa
misma noche dejara de orinarse en la cama, si lo lograba y amanecía seco,
podría pasar todo el sábado y el domingo con ellos, él emocionado, aceptó el
reto.
Dieron las ocho de la noche, terminando de cenar se
prepararon para dormir, su madre lo llevó a su habitación y antes de irse le
dio un beso en la frente y le recordó el trato que habían hecho hace ya unas
cuantas horas atrás.
El niño se preparó para dormir, y así fue, cerró
los ojos y se entregó a sus sueños muy rápido. Dando las dos de la mañana, el
niño sintió unas inmensas ganas de ir a orinar, puso un pie abajo de la cama
decidido a hacerlo, pero de pronto su mente empezó a recordar esa enorme
cucaracha que había visto la otra vez correr de la cocina al baño y un miedo
enorme se apoderó de él, tenía un terror enorme de que, al estar acercándose a
la puerta del baño y querer abrirla, la cucaracha salga por debajo de la puerta
y se suba en sus pies, o peor aún, que volara hacía su mano estirada, posada
sobre el cerrojo.
En fin, esa noche no salió de su cuarto, el orgullo
que sentía al principio por que por primera vez sintió el llamado natural, y
por primera vez se decidía ir al baño por su propia cuenta en la noche
desapareció, no aguantó más y mojó todas las sábanas. Sus ojos se llenaron de
lágrimas y sin más y agotado por tantas emociones se volvió a dormir.
Ese mismo día se despertó temprano, pensando que ya
no podría ir a visitar a sus abuelitos desde el sábado y quedarse con ellos,
sus padres estarían muy decepcionados de él, había perdido su oportunidad. Al
escuchar abrirse su puerta y ver entrar a sus padres, se soltó en llanto y les
contó la historia, sus padres comprensivos y emotivos por la situación le
dejaron ir a visitar a sus abuelitos cada fin de semana por dos días. Desde ese
mismo momento prometió ya no tener miedo de ir al baño, pues estuvo a punto de
perder sus primeros anhelos en la vida.
Moraleja: El miedo nos vuelve vulnerables, nos hace
perder valiosas oportunidades en la vida, pero si aceptamos que el terror es
parte de nosotros y los superamos, nunca sabremos lo que podríamos llegar a
ser.
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